Han pasado 10 años de la tragedia del 11-M de Madrid.
Recuerdo aquel día con precisión, desde los primeros minutos donde mi primera
noticia al respecto fue un accidente de tren, para darme cuenta de los detalles
más tarde. Es una fecha que como el 23-F o el 11-S entre otras, quedan grabadas
en la memoria por el hecho histórico y con ello el recuerdo de todo lo que
acontecía en mi vida en aquellos momentos.
Hoy los periódicos me recuerdan que ya han pasado 10 años,
de experiencias y proyectos cumplidos y otros pendientes, y 3.650 días que
nunca podré recuperar como las personas que fallecieron en esos trenes por
desgracia jamás pudieron llegar a vivir.
Recuerdo que aquel verano visité Madrid y en el lugar de la
tragedia sentí como propia la muerte ajena. Nadie sabe cómo ni cuándo se
despide del mundo, simplemente sucede.
Lo que sí podemos elegir es cómo y cuándo vivir mientras respiramos además
de lamentarnos, porque la peor muerte posible es la que se ejecuta en vida, dejarse
morir lentamente cada día un poco más que el anterior.
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